MARX, GROUCHO
Groucho y su yo, fundidos aquí en uno solo, escribieron, como era inevitable suponer, un libro que sólo puede escribirse como , bueno, indescriptible. También será inevitable, si el lector siente la curiosidad por saber a ciencia cierta quiénes y cómo son Groucho y el yo-de-Groucho, que compre y lea estas memorias muy particulares, porque nosotros tan sólo podremos adelantarle aquí que, aunque uno y otro sean de naturaleza profundamente similar, también son, paradójicamente, muy distintos. En tanto que Groucho, ese incómodo insumiso, entrometido, criticón e insolente mujeriego, dinamita la sociedad, siembra el absurdo y el desconcierto por doquier y no comprende cómo alguien puede pertenecer a un club del que él sea socio, el yo-de-Groucho no piensa sino en medrar y enriquecerse en esa misma sociedad que dice despreciar y se arrima a cualquiera con tal de que le introduzca en el club más selecto. Pero lo cierto es que los dos gozan por igual del don privilegiado de hacernos morir de risa