GARZON, ALBERTO
En los últimos años se ha hecho evidente que las crisis periódicas propias del capitalismo solo traen altos niveles de desempleo y desigualdad, desahucios y empobrecimiento, y una desestabilización política que afecta al conjunto de las instituciones. La irrupción de nuevos partidos, la desaparición o debilitamiento de los tradicionales y el renacimiento del nacionalismo son otros de sus efectos colaterales. Si a todo ello le sumamos la crisis ecológica, que pone de manifiesto que nuestras formas de producir, distribuir y consumir están destruyendo el planeta, el resultado es una tríada que sin duda está cambiando irremediablemente el mundo en el que vivimos.á Por qué soy comunistaáreflexiona sobre todo ello y ofrece respuestas fundadas en la esperanza que nació de las entrañas de la parte más sufrida del mundo: la clase trabajadora. Muchos de los derechos que hoy conocemos como el sufragio universal o la propia democracia fueron conquistas de organizaciones socialistas. Sin duda, otro mundo es posible si somos capaces de organizarnos de otra manera, pensando en común y utilizando los métodos y descubrimient