ANDERSEN, HANS CHRISTIAN
Había una vez veinticinco soldaditos de plomo todos iguales: uniforme rojo, fusil al hombro y mirada fija. Solo el último era diferente: estaba sobre una sola pierna porque, cuando lo fundieron, el plomo se había terminado.
Los niños que los habían recibido de regalo los pusieron todos de pie sobre la mesa.