LOCKE, JOHN
1. Los fines de la sociedad civil.
2. Los derechos civiles de judíos y musulmanes.
3. El sectarismo de los productores de credos.
4. La reforma de las costumbres.
5. Leyes penales de Inglaterra.
6. El prejuicio y la búsqueda sincera.
7. Sobre la ley de prueba (Test Act).
8. Las leyes penales no hacen que las personas reconsideren su religión.
9. La acusación de escepticismo y epicureísmo.
10. La asistencia pastoral a los conformistas corruptos.
11. La reforma de las costumbres una vez más.
12. La historia de la idolatría.
13. Escribir para un bando.
El presente volumen recoge la traducción de dos obras de John Locke en torno a la tolerancia precedidas de un estudio introductorio sobre el contenido de las mismas. Por una parte, se reedita la traducción de la Carta sobre la tolerancia de 1689 realizada por Pedro Bravo Gala y publicada por la Editorial Tecnos en 1985. Por otra parte, se publica por primera vez la traducción de Emilio Martínez Navarro -que también es el autor del estudio introductorio- de algunos extractos de la Tercera carta para la tolerancia de 1692, obra que Locke dedicó a replicar con mucho detalle y amplitud a las críticas que realizó el clérigo inglés Jonas Proast a los contenidos de la Carta de 1689 y de la Segunda carta sobre la tolerancia que Locke publicó en 1690. Tanto en la Carta de 1689, que aquí se reproduce completa (recogiendo por primera vez la presentación del traductor inglés del original latino), como en los extractos de la Tercera carta de 1692, Locke ofrece una gran cantidad de argumentos a favor de la libertad de conciencia y la necesidad de una separación estricta entre las competencias del Estado y las de las iglesias cristianas, a las que recomienda profundizar en lo que tienen de común para respetarse mutuamente. Las reflexiones de Locke sobre la tolerancia han ejercido una influencia enorme en la reivindicación de la libertad religiosa como libertad de conciencia, y desde ahí han colaborado también en el desarrollo posterior de las demás libertades que hoy se suelen considerar como irrenunciables en unas sociedad pluralista, abierta y democrática.