LANDALUCE, EMILIA
Un personalísimo recorrido gastronómico por algunos de los lugares de referencia ―o no― de la capital, sazonado de recomendaciones sabrosas, comentarios picantes y alguna que otra bandera roja, para todos los públicos de buen comer y mejor humor.
Comer es algo más que el sabor (aunque sea lo más importante), que tragar y saciarse. Tiene algo de triunfo, de símbolo, de lo que queremos ser y a lo que aspiramos. El caviar es como un Rolex o un Bentley. Sin embargo, el dinero no dice tanto en la comida como en otros campos semánticos. Nunca diremos, «ay si un Citroën valiera como un Ferrari» del mismo modo que muchas veces sentenciamos con aquello de «si las sardinas costasen lo mismo que el caviar…». Porque hay a quien le gustan más las sardinas que el caviar pero a nadie le puede gustar más un Citroën que un Bentley. En la utilidad no hay evocación.
Los olores, los sabores nos hacen recuperar ese paraíso acotado que es el recuerdo. Volver a ser emperador en una gota de agua. O de vino. O en un bocado.
Comer es evocar.