ANTONIO DUPLÁ ANSUATEGUI
El interés por el mundo antiguo despertó en nuestro país casi con la misma caída del imperio romano. Desde Isidoro de Sevilla (c. 560-636), fueron muchos los que buscaron en nuestro pasado remoto las esencias de la patria, los rasgos que conforman la nación española. Isidoro, con su saber enciclopédico, fue el primero, pero a él le siguieron otras muchas miradas que fueron dando forma a esta visión, construida desde las fuentes clásicas, pero también desde la leyenda e incluso la falsificación cuando fue necesario. Ya en el Renacimiento, y especialmente a partir de la Ilustración, nuevas voces fueran desbrozando el camino hacia la verdad científica.